La gestión de riesgos es, en la actualidad, un área cardinal de la alta dirección y un pilar en la estructura del capital de toda empresa. Un programa mal elaborado puede hacer que su organización sea vulnerable a importantes contratiempos a medio y largo plazo e incluso poder provocar la insolvencia o quiebra y, en este proceso, la adecuada gestión de los activos juega un papel determinante.